Breitling Navitimer: el reloj que nació para volar

El Breitling Navitimer es uno de esos relojes que trascienden la relojería para convertirse en un auténtico emblema cultural. Desde su lanzamiento en 1952, se ha ganado un lugar privilegiado como el cronógrafo de los pilotos, un instrumento técnico cargado de historia y a la vez un icono de estilo retro. Su bisel con regla de cálculo y su estética inconfundible lo convierten en uno de los relojes más reconocibles del mundo, tanto en la muñeca de aviadores como en la de coleccionistas urbanos que valoran su carácter legendario.

Origen: un reloj para pilotos

En plena era dorada de la aviación comercial, Breitling ya gozaba de prestigio entre los fabricantes de cronógrafos. Su modelo Chronomat de 1942 introdujo el concepto de un bisel con regla de cálculo integrada, pensado para ingenieros y técnicos. Una década más tarde, la firma dio un paso más allá: creó un cronógrafo diseñado expresamente para pilotos, el Navitimer (contracción de “Navigation” y “Timer”).

Su principal innovación fue la regla de cálculo circular, que permitía realizar operaciones esenciales para la navegación aérea: consumo de combustible, velocidad media, ascensos y descensos, autonomía de vuelo. De este modo, el Navitimer se convirtió en una auténtica computadora de vuelo de pulsera, mucho antes de la era digital.

Diseño icónico

El diseño del Navitimer es uno de los más característicos de la relojería. Su bisel estriado y giratorio, con la regla de cálculo inscrita, es su seña de identidad. La esfera suele estar cargada de información, con múltiples escalas y subesferas de cronógrafo, pero organizada de forma lógica para quien sabe interpretarla.

Los primeros modelos tenían un diámetro de 41 mm, considerable para la época. Hoy en día, Breitling ofrece versiones que van desde los 41 mm hasta los 46 mm, manteniendo la esencia de los modelos originales pero adaptándose a las preferencias modernas.

Las combinaciones de color son variadas: esferas negras con contadores blancos (el famoso “panda invertido”), esferas azules, verdes, plateadas o incluso versiones con toques dorados. El cristal de zafiro abombado potencia ese aire vintage que tanto enamora a los coleccionistas.

Movimientos y técnica

Durante años, el Navitimer utilizó calibres de cronógrafo de terceros, como el Valjoux 72 o el Venus 178 en los modelos vintage más buscados. En 1969, participó en la revolución del Calibre 11, uno de los primeros movimientos cronógrafos automáticos de la historia.

Hoy, la manufactura equipa muchos de sus Navitimer con el calibre B01, un movimiento cronógrafo automático de rueda de pilares con 70 horas de reserva de marcha, visible a menudo a través del fondo transparente. Este calibre, íntegramente desarrollado por Breitling, ofrece precisión cronométrica y robustez, consolidando la tradición técnica del modelo.

Ediciones históricas y coleccionismo

Algunas de las referencias más codiciadas incluyen el Navitimer 806 de los años 50 y 60, con su estética clásica y el famoso logotipo de la Aircraft Owners and Pilots Association (AOPA) en la esfera. Estas piezas vintage pueden superar fácilmente los 20.000 euros en subastas.

En 2019, Breitling presentó el Navitimer 806 1959 Re-Edition, una reedición fiel al original, que fascinó a los coleccionistas por su respeto a los detalles históricos.

Además de los modelos clásicos tricompax, existen versiones más contemporáneas con calendario, GMT o incluso complicaciones rattrapante, siempre sin perder el ADN del bisel calculador.

El Navitimer y la cultura

El reloj ha estado presente en cabinas de avión y en la muñeca de pilotos civiles y militares durante décadas. También ha seducido a celebridades: Miles Davis, Serge Gainsbourg, Jim Clark y más recientemente Brad Pitt o John Travolta lo han lucido. De hecho, Travolta, piloto certificado, fue embajador de Breitling durante años, reforzando esa conexión con la aviación.

Curiosidades

Un detalle curioso es que el Navitimer ha acompañado incluso a astronautas. El astronauta Scott Carpenter llevó en 1962 un Navitimer modificado con escala de 24 horas en la misión Aurora 7, ya que en el espacio no existe la referencia de día y noche. Este modelo se conoce como Navitimer Cosmonaute, y sigue produciéndose en ediciones actuales.

En el mercado, los precios de un Navitimer nuevo oscilan entre los 7.000 y 12.000 euros, dependiendo de la complicación y el tamaño, aunque las ediciones limitadas o históricas superan ampliamente esas cifras.

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