Un canto a la perfección: Jaeger-LeCoultre reinventa la alta relojería con el nuevo Master Grande Tradition Calibre 985
En un mundo donde la precisión se da por sentada y la artesanía se valora como un arte perdido, Jaeger-LeCoultrevuelve a demostrar por qué se ha ganado el sobrenombre de «el relojero de los relojeros». Su nuevo lanzamiento, el Master Grande Tradition Calibre 985, no es simplemente un reloj: es una declaración de intenciones, una sinfonía mecánica donde la complejidad se viste de elegancia.
La manufactura suiza ha presentado tres nuevas versiones de esta pieza excepcional, cada una con su propia personalidad estética pero todas unidas por una misma alma mecánica. Dos modelos en platino deslumbran con esferas azules: uno con bisel pulido, sobrio y refinado; otro, para los más atrevidos, con 72 diamantes talla baguette engastados que elevan su presencia a niveles de joyería de alta gama. La tercera versión apuesta por la calidez del oro rosa de 18 quilates, acompañado de una esfera marrón satinada que seduce por su clasicismo contenido.
Detrás de la belleza estética se esconde una máquina de complejidad fascinante: el calibre 985, una obra maestra de la micromecánica desarrollada por Jaeger-LeCoultre en 2013. Este movimiento integra un calendario perpetuo, fase lunar precisa durante 122 años, indicador de día/noche y, como pieza central, un tourbillon volante con espiral cilíndrica. Esta última, inspirada en una técnica del siglo XVIII, ha sido recuperada y perfeccionada por la casa para garantizar una precisión extrema, independientemente de la posición del reloj.
El tourbillon, fabricado en titanio, está compuesto por 83 piezas y pesa solo 0,38 gramos. Es un prodigio de ingeniería que no solo mejora el rendimiento cronométrico, sino que también ofrece un espectáculo visual hipnótico para los amantes de la relojería fina.
En total, el movimiento alberga 431 componentes, todos terminados a mano siguiendo las técnicas tradicionales de la Alta Relojería suiza: tornillos azules, decoraciones Côtes de Genève, biselado artesanal y un rotor de oro rosa de 22 quilates grabado con la medalla que Antoine LeCoultre recibió en la Gran Exposición de Londres de 1851.
La caja de 42 mm, por su parte, tampoco escatima en detalles: más de 80 componentes con acabados satinados, pulidos y microarenados que convierten cada superficie en una experiencia táctil y visual. El zafiro del fondo permite contemplar el movimiento en todo su esplendor, haciendo de este reloj no solo una herramienta de medición del tiempo, sino una obra de arte viva.
Con precios que se sitúan entre los 200.000 y los 300.000 euros, estas ediciones del Master Grande Tradition Calibre 985 no están pensadas para todos los bolsillos, pero sí para quienes entienden que el verdadero lujo no se mide en cifras, sino en historias, legado y saber hacer.