¿Menos es más? Así conquistan los relojes compactos el mundo del lujo

La moda cambia, pero el buen gusto perdura. En 2025, la alta relojería está viviendo una revolución silenciosa: el regreso triunfal de los relojes compactos, con cajas que oscilan entre los 36 y 39 milímetros. Una tendencia que no solo responde a criterios estéticos, sino también a una nueva sensibilidad por la comodidad, la elegancia atemporal y la inclusividad.

Durante años, la industria se vio dominada por modelos sobredimensionados, en parte impulsados por la cultura de lo ostentoso. Sin embargo, el panorama actual muestra un giro hacia lo refinado. Los relojes más deseados ya no son necesariamente los más grandes, sino aquellos que equilibran proporción, presencia y versatilidad.

El renacimiento del Cartier Santos-Dumont, por ejemplo, ilustra perfectamente esta nueva filosofía. Con versiones en 36 mm, este modelo mantiene su perfil distinguido sin renunciar a la comodidad. Su diseño art decó, su ligereza y su porte elegante lo convierten en una opción ideal tanto para hombres con estilo clásico como para mujeres que aprecian las líneas limpias y el savoir-faire histórico.

Otro caso representativo es el Chopard L.U.C Quattro, disponible en dimensiones contenidas que no restan un ápice de sofisticación técnica. Con su calibre de alta autonomía y acabados de Alta Relojería, demuestra que un reloj compacto puede tener un corazón de gigante. Además, su discreción lo hace apto para cualquier ocasión, desde un consejo de administración hasta una cena íntima.

Este auge del formato medio responde también a una transformación cultural: la barrera de género en la relojería se difumina. Cada vez más marcas apuestan por diseños unisex, entendiendo que el lujo moderno no impone, sino que se adapta. Los coleccionistas jóvenes, en especial, valoran la libertad de elegir piezas por afinidad personal, no por segmentaciones tradicionales.

Firmas como Omega, Grand Seiko o Nomos también están reinterpretando sus clásicos en versiones de tamaño moderado, conscientes de que el futuro del lujo pasa por la inclusividad estilística. Porque un buen reloj no necesita gritar: basta con que encaje perfectamente con quien lo lleva.

El resultado es un mercado más diverso, equilibrado y con propuestas que combinan lo mejor del diseño contemporáneo con el respeto por la tradición. Una evolución natural que devuelve a la relojería su dimensión más humana y elegante.

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