Vacheron Constantin lanza una joya con 16 funciones y precio de vértigo

A veces la relojería no necesita palabras, basta con mirar una pieza para saber que estás ante algo extraordinario. Es lo que sucede con el nuevo Les Cabinotiers Gran Complicación de Alta Joyería – Polvo Lunar de Vacheron Constantin, una creación tan compleja como poética que solo estará al alcance de unos pocos elegidos. Y no es una forma de hablar: este reloj no se vende en tiendas ni aparece en ningún escaparate. Se fabrica únicamente por encargo y, aunque no hay precio oficial, los expertos apuntan a que supera con holgura el millón de euros.

Vacheron Constantin celebra sus 270 años de historia como solo ellos saben: combinando oficio artesanal, técnica extrema y una visión artística que va más allá de marcar la hora. La nueva colección Les Cabinotiers La Quête es una declaración de principios. Cada pieza nace con una intención narrativa, casi como si cada reloj contara una historia. En el caso del Polvo Lunar, esa historia es un viaje imaginario de la Tierra a la Luna, un homenaje a los astrónomos y exploradores del cielo desde Copérnico hasta nuestros días.

La caja del reloj, elaborada en oro blanco de 18 quilates, está grabada, decorada con guilloché tradicional y engastada con diamantes. Es un espectáculo visual incluso antes de saber lo que esconde dentro. Porque lo realmente asombroso se encuentra en su interior: 16 funciones relojeras agrupadas en un único movimiento, el Calibre 2755 GC16, heredero directo del famoso Tour de l’Ile de 2005, otro de los hitos de la maison suiza.

Entre las complicaciones se encuentran un tourbillon visible, calendario perpetuo, ecuación del tiempo, fases lunares precisas y una repetición de minutos de excepcional pureza acústica. Este último elemento, diseñado para sonar a demanda, tiene un mecanismo de regulación silencioso que evita desgastes y ruidos indeseados, afinando cada nota como si de un instrumento de cámara se tratase.

El tourbillon, ubicado en una jaula con la forma de la Cruz de Malta, no está ahí solo por estética: gira una vez por minuto para compensar los efectos de la gravedad sobre el mecanismo. Además, actúa como segundero pequeño. Son estos detalles los que muestran hasta qué punto se ha llevado el concepto de alta relojería a su máxima expresión.

Christian Selmoni, director de estilo y legado de la casa, ya adelantaba hace meses que Vacheron Constantin buscaba superar sus propios límites. Y vaya si lo han hecho. Mientras otras marcas optan por la producción en serie o los relojes conectados, Vacheron mantiene viva una forma de entender el tiempo como arte y como legado.

No hay cifras oficiales, pero se estima que el Polvo Lunar se sitúa en una horquilla que ronda entre 1 y 3 millones de euros, dependiendo del nivel de personalización, la calidad de las gemas utilizadas y los acabados solicitados. Una pieza así no se compra, se encarga, se espera y se hereda.

En un mundo donde todo va deprisa, relojes como este nos recuerdan que el tiempo, cuando se trabaja con este nivel de dedicación, puede convertirse en algo mucho más valioso que los minutos que marca.

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